Otro año más de festival con la consiguiente programación de conciertos. Este año el plato fuerte era el minifestival organizado de Sábado bajo el lamentable nombre de The Fiesta en la Laboral. La frase más repetida de la noche es que era el acontecimiento indie del año. A mi me basta con que me de la oportunidad de ver un par de conciertos y ver a la gente, que siempre está bien eso.
La noche arrancaba tras una buena ración de espera (por cierto, ¿quién tuvo la brillante idea de que las colas sean al aire libre en
La Laboral?) con los
Layabouts, grupo del que apenas había escuchado un par de temas. Su sonido es básicamente post-punk con algún apunte de rock. El problema con este grupo es el de muchos de la escena actual, basan su propuesta en la intensidad y el ritmo resultando un tanto esquemáticos (a lo mejor les convenía mirar un poco más a
Echo and the Bunnymen y un poco menos a
Joy Division). Igual les venía bien también ahondar en esa vena rockera vía
Kyuss o
Queens of The Stone Age. Se agradece que toquen a un volumen considerable y que todo suene en su sitio (incluso la voz).
A continuación vinieron
Sidonie, prefiero no extenderme mucho porque me dio la impresión de que les salió todo un poco al revés. Repertorio mal secuenciado (y que evidenció que
El Incendio es un disco flojo), problemas de sonido (falta de nitidez y de volumen también) y un cierre de chiste con una canción-performance-frikismo. Un concierto para olvidar, aunque esto es relativo ya que me pareció que la gente se lo pasó en grande.
Aunque lo peor que tuvieron que aguantar
Marc Ros y compañía fue que los siguientes eran los
Sunday Drivers (y claro las comparaciones son odiosas pero están ahí) que pueden emocionar más o menos pero mantienen un nivel alto en sus directos. Al menos lo suficiente para que yo no me haya parado nunca mucho en los LPs, pero disfrute siempre que pueda de sus conciertos. Me di cuenta de que si
Sidonie son de
Harrison,
SD son de
McCartney. Tienen además la ventaja de no estar demasiado encerrados en su burbuja retro y sonar a
Yes y a los
Counting Crows o
Stereophonics al mismo tiempo. Son capaces de eso y de componer hits como
Do it.
Cerraron el festival (al menos para mí, venían detrás
los Glimmers pero ya era tarde para mí) los
Mendetz que fusionaron el funky con el rock bailable y la electrónica. Sin prestar mucha atención, me hizo gracia que se daban un aire a la
ELO (ese vocoder).
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