I once had a dream so I packed up and split for the city

martes, julio 12, 2016

El porqué de que no me guste EL ROCK


Llevo una temporada queriendo escribir de lo de Axel Rose con AC/DC. Parece un blanco fácil y de hecho lo es. La visión del cantante -más hinchado que henchido de satisfacción- sentado en un trono con la patachula al más puro estilo imperial, mientras el resto del grupo actuaba a su alrededor hacía saltar las alarmas del purismo roqueril. Es un circo, dicen. Como a un cristo dos pistolas hubiera dicho mi padre.

Lo que igual no se menciona tanto es que esas arenas que reciben a los ilustres australianos, se lleva reprensentando un espectáculo circense desde hace tiempo. En el que por supuesto el público toma parte, exceso de testosterona mediante, garrulismo de masas al fin. Ley del piñón fijo, repartir c arnets , y lo que son nueces pocas, muy pocas. Y yo hoy sí, vengo a meter un poco de ruido: no me gusta el ROCK (pronunciése con el mismo ímpetu con el que se dice HERÚES del silencio).

Bien sé yo que los de la corriente alterna tienen más de una canción y discos buenos. Pero es que en el contexto de que les estoy hablando, esos estadios como magma de cuñadismo, topicazos y lugares comunes, eso no tiene la menor importancia. Lo relevante e imprescindible es la grandilocuencia, el virtuosismo convertido en fin y nunca en medio y sobre todo  el exceso. Como sucede en este video donde un muro el músculo del jefe nos deja ver lo justo el cerebro de Bittan. 

No se engañen conmigo: que yo tengo claro que hubiera caminado 47 millas sobre alambre de espinos, me hubiera puesto la corbata de serpiente, construido una casa con calaveras y todo eso sólo para preguntarte ¿a quién amas tú?, pero que lo repito que lo de EL ROCK va de otra cosa. Y volviendo a lo de Springteen, el mismo lo dice: escucho a mi gafudo preferido antes de cada concierto. Según el jefe es para mantener la honestidad, una palabra preciosa que nada tiene que ver en mi opinión con el autoritarismo de la autenticidad, sambenito con el que se nos flagela a los de mi ralea.

En fin ya es verano, veo claro que como siempre no se me explico bien o no todo lo que debería. Mejor así. Hágamos una única concesión a la nostalgia para cerrar ésto: Doctor Music 1998. Lou Reed en el escenario. No son pocos los discos suyos que escuché en mi vida, todavía lo rastreo aquí y allá. Aún así hay algo en aquel concierto que me impide conectar -un sólo de bajo absurdo, llovía- y sí, acabo yendo a ver a Nosoträsh. De aquella no me daría cuenta pero hoy en día lo veo claro: fui repelido por el auténtico campo de fuerza de EL ROCK.


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1 Comments:

At 3:07 p. m., Blogger Juanjo Mestre said...

Un placer siempre voler a leerte. Por cierto yo estuve en ese Doctor Music, fue en el 96, recuerdo bien la fecha por una serie de acontecimientos personales. Abrazos.

 

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