El problema del primer disco de
Nacha Pop es -paradójicamente- contener entre sus temas
Chica de ayer. La supernova que representa ese tema eclipsa el resto del álbum por completo. Por no decir el resto de la carrera de los
Nacha.
Una vez más, resulta mejor tener media docena de éxitos medianos que uno de los gordos.
Por otra parte, la producción es un problema.
Teddy Bautista olvida que un debut antes que nada tiene que sonar fresco y les graba a los Nacha un disco con un sonido demasiado pulido. Esto resta urgencia a los temas (fundamental en cortes como
Nadie puede parar), les perjudica a la hora de trasladar el LP al directo (el que vaya a los conciertos esperando oír algo parecido al disco se va a sentir decepcionado) y abre una brecha (que el paso de los años demostrará insalvable) que los separa de sus compañeros de generación (en ese momento
nueva ola, mas tarde
movida).
Pero el resto son aciertos en este álbum. Los temas de Nacho ahondan en una temática adolescente, buscando crear nuevos himnos generacionales. Son historias de chicas (
Déjame algo), de sexo (
Sol del Caribe), de la calle narradas con lenguaje directo. En la excepcional
Nadie puede parar narra un enfentamiento entre bandas rivales, es un acercamiento a la subcultura mod. No cuesta imaginarse a gente como los
Brighton 64 cantando algunos de estos temas, otros como
Alejandro Díez (
Cooper,
Los Flechazos) son fans confesos.
Por su parte
Antonio canta a otras cosas. Al Amor con mayúsculas, a la fé y su pérdida, a las dudas...son en fin, las temáticas de todos los clásicos del Pop. También se aprecia en
Antonio un gusto mayor por la melodia sobre el ritmo y por la letra elaborada sobre el estribillo impactante. Sin que todo eso evite que cualquiera de sus canciones se convierta en un éxito -como lo fue
Chica de Ayer-. También hay un aire más oscuro en sus temas ya desde el principio (
Antes de que salga el sol es una historia de vampiros) y una tendencia a los dobles sentidos (chupasangres que huyen de la luz los hay de muchos tipos).
Antonio maneja con maestría los temas agridulces como
Eres tan triste o
Lloviendo en la ciudad (una de mis favoritas).
La bipolaridad de Nacha Pop -siempre equilibrada por un tipo tan centrado como
Carlos Brooking y un personaje tan entrañable como
Ñete- acababa de entrar en juego en ese
circo que ellos mismos ya conocían tan bien a esas alturas.