Se cumplen 40 años del fracaso más exitoso de los Kinks, como diría Ray Davies. El Village Green lo que nos vende es nostalgia pura y dura. El recuerdo de amigos y lugares que ya no volverán, mundos en desaparición. Todo eso empaquetado en un disco conceptual que a pesar de lo que asusta la etiqueta, no tiene nada de sesudo. Aquí sólo hay pop del bueno.
Para mí la canción que mejor expresa esa nostalgia es Picture Book, que nos lleva a una época que ya no existe. Digo esto porque los álbumes de fotos (esos picture books) ya no se fabrican y son cosas que pertenecen al pasado. Como los recuerdos que se encuentran impresos en su interior. Que parece que no, pero el futuro va llegando poco a poco y dentro de poco pasará lo mismo con los Cds.
Me gusta mucho el aire ecologista bastante ingenuo (y algo predecible) que hay en temas como Animal Farm. Más sorprendente es el tema Last of the steam-powered trains que es la historia de una locomotora de vapor, la última superviviente de su especie, que pasa sus últimos días en un museo. Davies estaba cansado de escribir hits para la radio, algo que se le daba muy bien, y decide empezar a escribir canciones que cuenten algo más. Y resulta que también se le da bien.
Todo esto forma una llamada al recuerdo, a que reflexionemos sobre cómo están metidos en una enorme e invisible tela de araña los rincones y personas que han marcado nuestra vida. La grandeza del Village Green es que después de todo este tiempo sigue luchando y ganándole la partida al olvido.
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