Tecnicolor
Ya que parece que definitivamente llega el invierno, vamos a comentar un disco de estos de quedarse en casa tirado en el sofá medio amodorrado y tapadín con la manta. Llamarlo pop invernal me suena un tanto pedante, pero si existiese esa etiqueta los campeones serían los grupos del norte de europa. En este caso nos referimos a los suecos El perro del mar, que deben su nombre a una historia relacionada con un perro en una playa malloquirna (mundo guiri) creo.
Buscar la melodía perfecta es complicado y a eso se dedican estos chicarrones del norte. Los paisajes de sencillas melodías que dibujan en sus temas son bonitos y a veces tienen algo de photoshop en forma de arreglos. Las letras son también sencillas y en general no buscan más que adornar las canciones con bonitas armonías vocales. El tono general del disco es meláncolico, por ponerle alguna pega al disco quizá resulte demasiado homogéneo (puede que la voz incluso resulte algo inexpresiva).
En fin, un disco de mitad de tabla para arriba(vale, no son Ephemera) que le podría gustar a Brian Wilson o a los Left Banke (sí, también hay unas influencias sixties muy marcadas). Y espero que os guste a vosotros también.
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Vale que esta canción resulta obvia (lo que no quita que sea un gran tema) cuando estamos hablando de la capital. La cuestión es que la locura que me arrastró a esta ciudad, donde la piedra de Villamayor cambia de color, sigue en marcha y me llevará un poco más lejos. Pero todo esto son ciclos y si todo va bien cerraré el círculo antes del verano. Y luego ya veremos.
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