Amaral en Mieres

Amaral juega en una liga diferente que el 90% de lo que escucho habitualmente. Lo que no quiere decir que uno no se pare, saque 20 euros del bolsu y se vaya al concierto suyo del pásado sábado en Mieres. Más que nada porque lo de la supervivencia del pop frente a este vasto ejército de la canción ligera que nos invade empieza a ser preocupante.

Lo dicho, Eva y Juan se mueven en unos parámetros parecidos a los que yo busco pero no tan cercanos a lo que yo busco como para haberlos seguido de cerca. De todas formas, siempre ha sido un alivio verlos alto en la lista de ventas. Porque Aguirre estuvo grande el día que dijo que Forever Changes era su disco favorito. O las versiones del EP Granada. Vamos, que el día que estalle la guerra (es un decir, aunque el ejército del primer párrafo es real y preocupante) vamos a estar en el mismo bando.

Visto lo visto el sábado, hay que añadir que realmente los discos de Amaral no le hacen justicia a lo que es el grupo en realidad. En directo suenan mucho más frescos y directos. También más cercanos y cálidos cuando se quieren manejar en las distancias cortas. El montaje que manejan está muy bien ajustado, es otro aliciente más sin ser el principal.

Amaral suena un poco a todos esos grupos de los 60/70 (Brincos, Sirex, Lone Star) que están tan olvidados, otro poco a Aterciopelados e incluso a Lula o Luz Casal. A muchas cosas y todas buenas. Tiene pinta que me seguiré alegrando de que anden montados en el dolar durante muchos años.