I once had a dream so I packed up and split for the city

martes, diciembre 02, 2008

Cat Stevens - Tea for the Tillerman


Nunca acabaré de entender del todo la conversión de Cat Stevens al Islam. Las estrellas del pop se suelen retirar del mundo en algún momento, a veces a la fuerza (como la triste situación de Michael Jackson por ejemplo) otras veces cansados de la fama y blah blah blah (éstos últimos me dan mucha pereza).

Cat Stevens sufrió una transformación parecida aunque menos radical que la del Doctor Fleichmann y decidió dejarlo todo. Cambiarse el nombre, cambiar de vida y realmente dejar de ser quién era. Una de esas cosas que uno dice muchas veces que va a hacer y luego no la hace nunca.

Ese camino desde el artista multitudinario hasta el anacoreta tiene que haber dejado algún surco en su música. O al menos es algo en lo que me gusta creer. Yo pongo el acento en que Stevens siempre mezcló letras que rozaban la angustia (angst que dicen los pedantes) en algunos momentos con bonitas melodías pop. O lo que es lo mismo: es un genio.

La diferencia entre Cat Stevens e ilustres compañeros de viaje como Syd Barret o Nick Drake no son tanto el propósito que persigue con sus canciones sino la forma en que alcanza ese fin que busca. Cat Stevens quiere hacernos pensar en que el mundo es un sitio jodido pero con una música que podamos silbar mientras nos afeitamos.

Resumiendo, no podemos salir adelante en esta vida sólo con una sonrisa (Oh, baby, baby, it's a wild world/It's hard to get by just upon a smile) pero seguro que las canciones de Stevens serán una buena ayuda.

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